CAPITULO 6

Mi memoria se mantiene intacta en las calles que caminan los pobres, en el alcohol que beben las putas.En los condones que usan los violadores,en las balas que disparan los sicarios, en el dinero que roban los politicos.
Soy el pulmon de la miseria que convive con la carne humana en las villas donde la vida no vale mas que un pedazo de pan.
Sabes, que debes seguir respirando para saber que el dia que no puedas hacerlo seran otros los que se alimentaran con tus carnes y tu cuerpo sera el alimento que los perros siempre buscan en la basura que custodian las ratas con sus crias.
La oscuridad de la pobreza me mantiene con las ganas de seguir diciendo a las lapidas de las tumbas sin nombres que mi alma todavia es libre pero mi cuerpo es el sacrificio terrenal que alimentara la tierra con su sangre.
Nadie me entendio cuando respiraba mi existencia, ahora que soy simplemente el eco de esa pesadilla llamada marginalidad dentro de un sepulcro sin rosas nocturnas ni pintura eterna,todos quieren entender que queria decir con mi locura inofensiva.
Solo la vida sabe si he sido un buen hijo de Bolivia y solo los cementerios bolivianos pueden decir al viento si realmente soy un valioso húesped de sus calles solitarias habitadas por los huesos de sus habitantes.
Aqui estoy encerrado al lado de indios, ladrones, asesinos, policias y ricos.Todos por igual en una fosa común donde la noche grita silenciosamente en la soledad de lo que ya no existe.